Blogia
das Mystische 2.1

Entre ruinas

Entre ruinas Al otro lado, justo donde la vista, ya cansada, alcanza hasta la torre de la iglesia, o hasta los muros de la biblioteca (es decir, más allá incluso de donde alcanza la vista) que lleva el nombre de ese escritor famoso, no hay nada que justifique ya el asiduo retraso, nada que justifique el continuo estar afuera, ganando o perdiendo la vida, aguantando el nerviosismo o esa pequeña úlcera en la cueva del estómago. Al final, la armadura o armazón del caracol no era más que este viaje ajeno cargado de objetos tecnológicos; este vuelo de topos nocturnos, polvoriento y sin retorno. La calidad artística de los cimientos (se trata de construcción, decía, no de arquitectura o arquitectos), atacada a conciencia por el método austriaco, no se corresponde con la calidad artística de los afectados. A fin de cuentas, la primera se curva ante el azar, la irresponsabilidad, o la imprevisión de ciertos movimientos geológicos; la segunda, en cambio, permanece y se nos muestra amenazante, siempre intacta: se alza con el orgullo, al otro lado, donde la vista alcanza hasta la torre de la iglesia, de los auténticos superhéroes de barrio.

***

A la luz de los acontecimientos, y de forma manifiestamente desconsiderada, alguien podría anotar, sin duda alguna, puesto que allí está su cuaderno o su bloc de notas, su ordenador portátil o su pesada Underwood, una de esas consideraciones superfluas que nadie espera, una de esas anotaciones al margen de toda consideración posible, y al margen de los acontecimientos. Anotar, por ejemplo: Freud y la tuneladora: el método austriaco; considerando, acaso, que, tanto los responsables, como el propio anotador y, cómo no recordarlo, también los destrozos, deben quedar en manos de un supuesto psicoanálisis. Al margen de toda consideración posible, ese mismo alguien, más tarde, debería parar sin remisión y, a la luz de los acontecimientos, implorar disculpas.

***

El orgullo de Manolo Pijoaparte:

"Si quieres que te la meta al estilo Cartagena, pon el culo boca abajo y el vientre contra la arena".

***

Como en un remake cinematográfico, no por temido menos esperado, la historia se repite hasta la extenuación, hasta más allá de todo lo posible, hasta lo inverosímil. Si el diálogo es indecente y corrupto (¡no sé cómo nos hace esto, Sr. Bustamante: si es usted un hombre de nuestra confianza!), y la conversación carece de todo sentido, nada mejor que recurrir a un guionista menos acomodado, más inoportuno, y probar con ello la capacidad de visión de nuestros sueños. Al menos, en ese devenir en vano, mientras unos y otros arreglan sus cuentas (con la conciencia, o con la cuenta corriente de sus afectos), nadie podrá acusarnos de traidores. En el fondo, esta historia, en la que todos nos mezclamos como en un thriller mortífero, merece un guión a la altura de las circunstancias.

Moi
Je n’ai plus
D’espoir

-escribió Jean-Luc Godard-

Les aveugles
Parlent d’une
Issue
Moi
Je vois

Es decir:

Yo
Ya no tengo
Esperanza
Los ciegos
Hablan de una
Salida
Yo
Veo

A lo que poco se puede añadir, aun a riesgo de certificar las arrugas de la piel, las lesiones musculares, las marcas morales, y una sed infinita de justicia.

0 comentarios